Seminario Sobre Geopolítica

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Hace varias semanas asistí, junto a mis compañeros de clase, a un seminario de geopolítica que guardaba una estrecha relación con la candidatura y embestidora de Donal Trump.

En primer lugar, para poder comprender en qué consistía el seminario y, por ende, la importancia del mismo, cabe mencionar la definición de la palabra: geopolítica. Tomando como fuente de referencia las palabras de Rodrigo Borja Cevallos la geopolítica “es, por decirlo de alguna manera, una ciencia —o una seudociencia, para algunos—intermedia entre la política y la geografía, que estudia la influencia que la ubicación geográfica y el entorno físico ejercen sobre la organización y comportamiento de los Estados y sobre las relaciones de poder entre ellos. Se ocupa de describir y explicar la organización política, económica y militar que adoptan las sociedades asentadas en las diferentes zonas del planeta, dado que el espacio físico no es respecto de ellas un elemento neutro. Al estudiar las relaciones entre la geografía y la vida política de los pueblos, ella establece el influjo que el entorno medioambiental tiene sobre el desarrollo de la sociedad. Esa influencia es doble: de un lado, los factores del escenario geográfico condicionan de muchas maneras la convivencia social y, de otro, la lucha política por el espacio físico ha movilizado históricamente a los entes políticos y ha marcado rumbos a la historia”.





Tras esto, y entrando en materia, la idea predominante a partir de la cual se desarrolló el seminario es la mercantilización de los terrenos, más bien de los recursos presentes en ellos, y, por ende, la lucha política por el monopolio geográfico. Esta premisa guarda una estrecha relación con la campaña de Trump. El porqué de este enunciado radica en el hecho de que el lema a partir del cual desarrolló su campaña política fue: “Hacer América grande de nuevo”. En consecuencia, la mayoría de votantes eligieron a Trump debido a su promesa regresiva hacia los tratados de libre comercio, el cierre de empresas en México y China para “traer de nuevo los empleos a EEUU”, la promesa de que “limpiaría la política de Washington de lobbies y, además, que pondría a raya al tan poderoso Wall Street. Análogamente, Trump apostaba por un muro de palabras basado en la retórica que prometía la separación mediante un muro, esta vez físico, entre EEUU y México. En relación a esto, Trump alegó lo siguiente: "Lo que estoy haciendo es bueno para Estados Unidos. También va a ser bueno para México. Queremos tener un México muy estable y muy sólido”.




En síntesis, Trump ganó por promover un discurso basado en hacer a Estados Unidos "grandioso otra vez”. Sin embargo, esa grandiosidad, tan subjetiva, es realmente lo que promueve la deshumanización y la lucha geopolítica constante entre los países. A mi parecer, el separar terrenos con barreras y fronteras únicamente sirve para poner límites al desarrollo humano y, por ende, para generar diferencias sociales y económicas que ponen gravemente en peligro tanto los recursos medioambientales como el desarrollo integro de los individuos. Desde mi punto de vista, un discurso que narra de manera muy experiencial las consecuencias de las políticas de exterior de Trump es el siguiente:


Por otra parte, en mi caso el punto de la charla que más me llamo atención fue la guerra geopolítica entorno al petróleo y el gas. Tras investigar y buscar información acerca de esta guerra encontré un libro que, a mi parecer, es muy interesante para comprender, de manera sintética, el porqué de esta guerra geopolítica y cuando comenzó: Klare (2003): “La Guerra por los recursos. El futuro escenario del conflicto global”. Urano Tendencias: Barcelona. Asimismo, otro texto de sumo interés es el denominado: “Estados Unidos, Irak y la geopolítica del petróleo” escrito por Iván Ivekovic. Análogamente, otro documento parecido es el siguiente: “Geopolítica del petróleo y crisis mundial” escrito por López e Hilaro en 2008.





Entrando en materia, “la mayor parte de los conflictos bélicos en el mundo durante las últimas décadas han tenido su origen en las luchas por el control de los recursos naturales, en particular por el petróleo y en parte por la tierra laborable, el primero de ellos en etapa de acelerado agotamiento. La competencia por este combustible, vital para el desarrollo mundial, es y será́ la causa inmediata de las grandes crisis y conflictos bélicos a que está y se verá́ enfrentada la humanidad en estas primeras décadas del siglo XXI” (López e Hilaro, 2008). En consecuencia, actualmente nos encontramos con dos objetivos principales causantes de grandes conflictos geopolíticos, que se ven potenciados por intereses propios como el cartel de las siete hermanas:

1. El control y explotación de yacimientos petrolíferos.
2. El control de estrechos mediante acciones geoestratégicas con el fin de facilitar el transporte del petróleo. 



En síntesis, tras asistir a este seminario he comenzado a interesarme más acerca de las cuestiones geopolíticas; ya que los mayores conflictos mundiales en la actualidad se deben a cuestiones de posesión de recursos. Por otra parte, me ha servido para comprender la importancia de las palabras y mensajes claves (“Hacer América grande de Nuevo”) como agentes de propaganda y, por tanto, medios para convencer y atraer a los ciudadanos a tomar decisiones; premisa que considero que está altamente vinculada con una falta de alfabetización y educación ético-cívica desde una perspectiva integral y crítica. Análogamente, me he percatado de hechos o realidades sociales, humanas, geográficas y políticas que apenas tenía en cuenta y cuya incipiente necesidad de solución se ve aún más potenciada por los conflictos geopolíticos actuales.


Carmen María Sevilla Izquierdo

Redactora

Estudiante del Doble Grado de Maestro/a en Educación Infantil y Maestro/a en Educación Primaria en la Universidad Autónoma de Madrid.

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